Hace unos días tuve el gusto de visitar un trapiche, situado en Piedras Blancas (1.30 hora al suroeste de la capital). La ruta va del centro de San José hacia Ciudad Colón, pasando por el cruce a Puriscal, se llega hasta Tabarcia de Mora y de ahí sigue un trecho hasta esta localidad. El paisaje se llena de pequeños cerros, casas de madera, palmas de pejibaye, cafetales y el cultivo de caña de azúcar.
El trapiche o ingenio es el lugar donde se exprimen las cañas de azúcar, para obtener el jugo. Tradicionalmente se hacía usando compresas jaladas por una yunta de bueyes, aunque la tecnología intervino y hay máquinas motoras o fuentes de agua que facilitan el trabajo. (
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El jugo se puede tomar de una vez y es muy rico. Las grandes cantidades que se obtienen se ponen a cocinar en pailas, sobre un horno, donde el fuego se alimenta de las mismas cañas trituradas y secas. Cuando se inicia el proceso de cocimiento, se forma una espuma en la superficie del jugo, esto se conoce como cachaza, su temperatura tibia, aroma y sabor la hacen digna de probar.
El jugo se cocina en tres pailas al mismo tiempo, de la primera paila se extrae una primera miel, que se bate en recipientes de madera, de forma vigorosa, y se mezcla con semillas como maní, nueces y pasas, se pasa a un molde con hojas de plátano o de palma y se deja enfriar. Esto se llama “suspiro” y no se compacta, sino que se vuelve un dulce quebradizo o esponjoso y claro muy rico.
El jugo se sigue cocinando y a cierto punto en su temperatura y ebullición (hervor), se saca otra porción del jugo, se bate fuerte de nuevo, hasta blanquearla, se mezcla con semillas, pasas, leche en polvo y queso molido y de esto se obtienen los nuevos dulces llamados perica o sobado. Antes que se endurezcan se les puede dar forma de melcocha retorcida. Ni que decir de su sabor, riquísimo y se parten luego como cajetas fácilmente.
Otra miel, ya más cocinada y espesa, se saca de la paila y se pasa por agua fría, esto genera un dulce chicloso, pegajoso y muy dulce, que se compacta muy rápido. Igual si se tiene en las manos o bien se te pega en las muelas…es muy divertido tener que arrancar con los dedos la miel de los dientes, pero es igual de rico que los postres anteriores. Ellos le llaman “punto” a este dulce.
El resto del jugo se sigue cocinando hasta cierto nivel que espesa y se pasa a los moldes de madera, que los convertirán en las “tapas de dulce”, lo que se conoce en otros lados como
panela, piloncillo, raspadura, rapadura, atado dulce, chancaca, empanizao, papelón.
Tan solo tardan 20 minutos en solidificarse las tapas y con un par de golpes a los moldes en su parte posterior, las tapas salen fácilmente. Luego se amarran con hojas de caña secas. Si se amarran 2 tapas juntas se llaman atados y si se ponen 4 tapas, es lo que se conoce como tamugas.
Así las encontramos en los supermercados, empaquetadas y también como ralladura o molidas. Y luego el uso de las tapas de dulce es muy variado. Se usa para preparar mieles, o bien hacer la típica bebida “Aguadulce” que ha acompañado a nuestros seres desde otros tiempos y que consiste en derretir la tapa, convertirla en miel y luego mezclarla con agua o leche caliente y tener una bebida bien energética.
Cuando la tarde empieza a caer, las pailas van quedando limpias, es tiempo de añadir agua, un poco más de jugo de caña y poner a cocinar pejibayes, recién “apeados” y seguir en la comilona
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De regreso a casa, traje además de una buena carga de triglicéridos y colesterol, unas tapitas de dulce, un montón de pejibayes, dulces de todo tipo y la satisfacción de pasar un día en familia, en una de las más hermosas y "dulces" experiencias gastronómicas de Costa Rica: el trapiche.