El bacalao es un pescado blanco, con un bajo contenido de
grasa. Es ideal en dietas de adelgazamiento o control del peso, al
tiempo que es una fuente importante de vitaminas, minerales y proteínas de un alto valor biológico
que hacen de este pescado un alimento perfecto para cualquier persona.
Se puede disfrutar fresco o
conservado en salmuera, es decir forrado en sales, por lo que de ser así, hay
que ponerlo en agua durante varias horas (se recomiendan 24). Se usa en recetas
para comer frito, en guisos, al horno, en salsas. Se recomienda para
deportistas por su alto contenido de proteínas, también posee vitaminas del
grupo B, potasio, fósforo, sodio y ayuda en todos los sentidos de la buena
salud, no obstante, no se aconseja para personas con hipertensión o retención
de líquidos.

Cuando somos niños perezosos para la comida, por lo
general nos dan pastillas de bacalao (al menos a mi sí me dieron), en aceite, para estimular el apetito y
proteger el sistema inmune. No está en la dieta regular de los costarricenses,
pero si que se luce para las comidas de Semana Santa; justo cuando se tiende a
consumir este tipo de productos. Quizás no sea del agrado de muchos, pues tiene
un sabor fuerte, pero la ciencia está en restarle la sal que viene con el
mismo, teniéndolo en agua al menos 1 día antes, cambiándola unas 3 veces en
este lapso de tiempo y añadiendo unos trocitos de hielo para mantenerlo fresco.
La receta representativa es la
sopa de bacalao. Además de fácil, es ligera y da pie como entrada a otros
platos, o como plato único cuando se acompaña de arroz. Al momento de preparar
la sopa se ponen a cocinar verduras en un recipiente con agua.
Es común poner
chayote tierno, zanahoria y papa, peladas y partidas en palitos, pero NO se
añade sal. Puede añadir otras de su gusto. Yo he querido acompañarla también
con
raíz de chayote; pero ésta la cocino en agua y pizca de sal por aparte,
para integrarla al final o bien como un complemento al servir.
Cuando las verduras empiezan a
suavizar después de unos minutos, entonces
se agrega el bacalao ya escurrido, sin escamas, piel o espinas y se deja
cocinar en el caldo de las verduras. Luego de unos minutos puede rectificar el
sazón del caldo y es aquí donde considere añadir un consomé de verduras, o un
poquito más de sal si hiciera falta.
Opcionalmente, algunos añaden un
poquito de arroz crudo para que reviente en el mismo caldo. Otros ponen un
chorrito de leche ya casi al final. A mí me gusta el caldo liviano; solo agua,
verduras y pescado. De esta forma estará lista para servirse de inmediato. Como
complementos una porción de arroz blanco y la raíz de chayote.
Para darle un sello más típico y
algo más de color, también se le puede integrar culantro picado, o unos quelites de chayote, que se cocinan en el último minuto previo a servir la
sopa. Ah.. claro está, un chorrito de limón ácido sobre el plato ya servido
enciende los sabores.