Corazón picante, corazón ardiente ...
Para algunos son el alma del
sabor y cada vez se atreven a más! Otros, no pueden ni verlo y otros apenas los
vamos tolerando en el paladar. El chile picante (pimientos) se incluyen dentro
de la gastronomía de muchas culturas y países y son los que ponen vida desde un
“encender” hasta llegar al dolor en las salsas más picantes, tales como las que
se ofrecen en México y la India.
Curiosamente, la ciencia ha
demostrado que son un buen remedio contra la hipertensión arterial. Se ha
demostrado que relajan los vasos sanguíneos y controlan la tensión arterial.
Uno de los compuestos es la “capsaicina”, que da su picor pero que también activa
un canal de las células en el interior de los vasos sanguíneos, donde se
potencia la producción de monóxido de nitrógeno, una molécula gaseosa que
protege a las arterias de la inflamación y otras disfunciones.
No lo tome a mal, pero “corazón
picante” también es el nombre de uno de los productos que se ofrecen en las
tiendas de sexo. Es un juego erótico con 100 pruebas de seducción, donde solo
se puede controlar el inicio, lo demás será puro placer garantizado al incluir
bebidas, sabores, frutas, aceites y pinturas, que terminarán dando un menú
sensual comestible (eso dice la web eh!!).
Mientras se decide si cocinar o
jugar, se dice que el chile reduce la secreción de ácido gástrico, el sangrado
asociado al consumo de ciertos fármacos y que comer picante baja el riesgo de
úlceras pépticas. Eso se lee en el internet. Siempre son temas tabú, que al
final el picante a unos les endereza la carrocería gástrica intestinal y otros
les funde el chunche.
Al asociar el chile picante y
carne, de inmediato se remite a los anticuchos, receta del Perú, que son
trocitos de corazón de res, adobados con aji, una de las variedades del chile
picante. El corazón de res por sí mismo aporta vitamina B2, que ayuda a superar
las migrañas, para la buena salud ocular y de la piel, mejora problemas
nerviosos como el insomnio, la ansiedad o el estrés.
El chile panameño está entre la
variedad de los (Capsicum chínense)
como el habanero y aji. En Costa Rica también se produce y se usa entero dentro
de las comidas, para resaltar el sabor. Si se raja o se rompe el resultado será
mucho más picante. Leído, creído o no lo anterior, pues el resultado de
combinar mi corazón y ponerlo picante ha dado este “corazón ardiente”, para
pensar en cuanto beneficio le puede traer a su salud.
Requiere de 1 buen corazón, (el
suyo y el de la res). Se lava bien con sal y limón. Se enjuaga y se pone a
cocinar en olla de presión, en agua, sal, cebolla, chile dulce (mundial), 1
chile panameño entero, apio, orégano, ajos, tomillo, todas las hierbas
aromáticas que tenga por ahí, sal y salsa inglesa. Se deja cocinar unos 45
minutos contado a partir del sonido de la válvula. En olla convencional le
llevará 2 horas al menos. Aproveche y añada 2 plátanos verdes enteros, sin
cáscara. Al tiempo se saca y se parte en trocitos. Reservar caldo, carne y
plátanos por aparte.
Ahora prepárese una salsita de
tomates. Cristalice cebolla picada, más chile dulce, tomillo y apio picado,
añada 1 cucharadita de achiote, 1 taza de salsa de tomate tipo “ranchera”,
cucharadita de azúcar, 1 chile panameño entero y 2 tazas del caldo. Tape y deje
que hierva por unos 10 minutos para que se condense un poco. Al tiempo añada la
carne picada y los plátanos en rodajas. Baje el calor y deje otros 10 minutos
más.
Antes de servir añada un poquito
de culantro picado. Puede servir en tazas pequeñas como “boquita” o bien
acompañar de un arroz blanco o puré de papas.
Que arda su corazón, que se
encienda el espíritu, que la pasión le lleve a enrojecer la piel, a ponerle
vida y sazón al arte de comer y amar.