domingo, 24 de junio de 2012

bizcocho en horno de barro


El nombre de esta receta es tan versátil, como ingredientes o forma de preparación tenga. Así encontraremos el término “bizcocho”, “biscocho”, “bizcochitos” y biscocho suave o de rosquilla. Tiene un gran sello cultural histórico, entre las recetas sencillas de nuestros aborígenes, que cocinaban  el maíz y lo preparaban como una gran torta, hasta la influencia española y de otros colonos, que utilizan harina e ingredientes como el queso.

También la presentación para el mismo término puede variar, así encontramos el bizcocho como un solo pastel de molde, en forma redonda, de empanadas y de rosquillas. Texturas suaves, algo más duras y tostadas crujientes. Por tradición se hace con maíz, pero también se usa arroz o trigo.

Aunque las técnicas han evolucionado y bien nos sacamos el antojo en la casa, cocinando en horno convencional y hasta en microondas (recetas que pueden aquí en el blog), no hay punto de comparación de saborear la receta tradicional, que se cocina en los ya casi extinguidos hornos de barro u horno de leña, que se construyen en forma artesanal, con piedras y barro. Se utilizan piedra “viva” de los ríos, pesadas, en la base del horno y luego piedra “muerta”, liviana y de sonido hueco para ir armando la parte superior, pues es más resistente al calor. La parte de barro se mezcla tierra colorada con sal, cal, zacate y hasta boñiga. Aquí les comparto un enlace de cómo construir un horno de barro en sus casas por si es de su interés VER AQUÍ.

Una vez listo el horno es importante señalar que se introduce leña seca para que se queme y genere el calor interno, así los alimentos no se cocinan  en forma directa, sino por el calor que se da en el compartimiento cerrado. Hace poco tuve la oportunidad de visitar la Familia Castro, en Chirraca de San Ignacio de Acosta, donde tiene su horno de ya bastante tiempo y de donde salen muchas preparaciones. 
Aquí les comparto el resultado de la “bizcochada” de ese día. En la masa se usó harina de maíz amarillo (en este caso de la marca Doña Arepa) unos 3 kilos, se le añadió miel de dulce de tapa (panela, piloncillo), poco más de 1 litro, queso molido y unas 2 botellas de leche agria que se van añadiendo a pocos, mientras se va amasando e integrando todos los otros ingredientes, hasta tener una masa manejable para formar tortillas.
Así a puro puño de mano, se toman porciones, sobre una hoja de plátano o un plástico se le da forma de tortilla, se coloca una cucharada de queso blanco rallado y se cierra en forma de empanadas; las que se van colocando en bandejas de lata, con hojas de plátano en la base. Luego se le da un brillo con una mezcla de leche agria con miel de tapa, esto para dar color y un mejor sabor al cocinarse.
Con el calor del horno listo, se van introduciendo con una pala larga de madera, en las orillas y hacia adentro.
Cuando haya tomado un color dorado se retiran con la paleta y se dejan enfriar. Las hojas de plátano tienen a quemarse, lo que contribuye a darle un sabor especial al bizcocho.
Luego es cosa de iniciativa, tiempo o gusto. Empezar a comérselo así no más, tibio o frío, acompañado de un café, bebida caliente o un vaso de leche. En la sencillez y toque rústico de la cocina tradicional costarricense, se rescatan sabores muy propios y recetas que nunca pasarán de moda. Así es Costa Rica, pura vida!


martes, 19 de junio de 2012

camote al horno

El camote es el dulce tubérculo que usamos como verdura, añadido en sopas, postres y también en puré y de los que tiene buena fama de poner bonitos a los niños!

Aquí les dejo mi resultado de una receta de camote al horno, que funciona bien como postre o por puro antojo. Como siempre receta simple, fácil y de buen sabor.
Requiere de unos 3 camotes grandes, ¼ de taza de mantequilla, ½ taza de jugo de naranja dulce, ¼ taza de azúcar moreno (ó tapa de dulce rallada), ½ cucharadita de canela en polvo, 1 cucharadita de vainilla, 1 astilla de canela y clavos de olor.  
 Lave los camotes, pélelos y córtelos en rodajas de 1cm de ancho. Ponga agua a calentar, con una pizca de sal, la astilla de canela y clavos de olor. Cuando hierva añada los camotes y deje apenas unos minutos, para que se ablanden (al dente) pero no completamente suaves. Escúrralos.
Colóquelos en una bandeja para horno y rocíelos con el jugo de naranja, el azúcar moreno, la canela en polvo, vainilla y la mantequilla derretida. Lleve a horno moderado por unos 45 minutos ó hasta que se haya reducido el líquido y el camote esté dorado.
Sírvalos tibios y disfrute con un vasito de leche, o bien como postre y hasta con helados!

viernes, 15 de junio de 2012

pan de banano al baileys

Una de las recetas tradicionales no solo de Costa Rica, sino de muchos otros lugares en la región, es preparar el pan de banano, con harina, huevos, leche, puré de bananos en una forma sencilla como se las compartí en esta “entrada”.

También se pueden añadir más ingredientes y cambiar la técnica para convertirlo en un queque o pastel, donde la textura y el sabor se lucen aún mejor, receta que pueden “apreciar aquí”.

Las posibilidades siempre se acrecientan conforme se añade o se cambien ingredientes, pero siempre que permanezca el sabor del banano en la receta. Es así, como les muestro hoy, este pan con el sabor del Bailey y la huella de los higos, perfecta para usarlo como postre o para el café del día del padre o en cualquier actividad especial.
Requiere 1 barra de mantequilla suave (120gr), 1 taza de azúcar blanca, 2 huevos, 2 tazas de harina de trigo, 2 cucharaditas de polvo de hornear (royal), ½ cucharadita de bicarbonato, 1 pizca de sal, 1 taza de bananos maduros en puré, ½ taza de licor baileys, 1 cucharada de vainilla, 1 cucharada de cacao en polvo, ½ cucharadita de canela en polvo y 1 taza de higos picados. Licor e higos adicionales.

Primero se ciernen los ingredientes secos, harina, sal, bicarbonato y polvo de hornear.
Aparte mezcle el puré de banano, con el baileys, cacao, vainilla y canela.
En la batidora se crema la mantequilla con el azúcar hasta tener una pasta suave, se añaden los huevos y luego se van adicionando en forma alterna el puré y los ingredientes secos. De último agregue los higos picados.

Pase la mezcla a un recipiente o molde engrasado y enharinado y lleve al horno precalentado, por unos 50 minutos a 350°C (temperatura media), hasta que el centro esté cocinado, comprobando con palillo de madera o cuchillo, si al punzarlo sale limpio.

Deje refrescar antes de desmoldar. Luego tiene 2 posibilidades, una es punzar delicadamente todo el pan y bañarlo con más baileys o partir en trozos para servir y darle un baño con más licor.
Tibio o a temperatura ambiente se disfruta por igual. Felicidades a todos los Papás en su día.

martes, 12 de junio de 2012

empanadas de brócoli

El brócoli, esta verdura de verde flor, es rico en minerales y vitaminas A, B2 Y C que aporta pocas calorías, aporta gran cantidad de fibra dietética, ácido fólico y es muy versátil en la cocina. Se dice que entre más cruda esté, mejores resultados da. Por eso cuando se usa en recetas, se pone a cocinar en poca agua por el mínimo de tiempo, apenas a cambiar de color y quedar al dente.


Previamente les había compartido una opción para preparar tamales verdes con brócoli, ahora les comparto una sugerencia de empanadas con este vegetal.

Requiere ½ kilo (500g) de brócoli hervida, 1/2 kilo de masa de maíz (de preferencia de molino – es decir maíz cocinado convertido en masa, pero igual puede usar en polvo de paquete), 1 taza de caldo tibio (pollo o vegetales), sal al gusto, 1 taza de espinacas crudas, 1/4 taza de culantro, queso blanco y aceite para freír. 
Iniciamos licuando la brócoli con la mitad del caldo, sal, culantro y espinacas. Se incorpora el licuado a la masa a integrar bien. Amasamos por unos minutos a tener una textura que no se pegue a las manos, en este proceso utilice el resto del caldo a poquitos. Opcionalmente podría añadir otro tipo de condimento de su agrado.

Luego se divide la masa en pequeñas porciones, para formar bolitas. Las aplasta con una tortillera o entre 2 platos con plástico para formar círculos. En cada uno colocamos 1 trocito de queso blanco que derrita (yo usé uno bajo en sal, que tiene especias incorporadas (cebolla chile); también podría usarse cuajada. Se cierra en forma de empanada (media luna) y se fríen en el mínimo de aceite en un sartén a dorar por ambos lados.
Escurrir en papel absorbente y estarán listas para disfrutarse con un café o una bebida caliente. Una verde y rica sugerencia!.

lunes, 11 de junio de 2012

costilla ahumada en salsa

En la historia del hombre, de su alimentación y gusto por la carne, cada vez se ha sofisticado más las técnicas por la preservación de las mismas, pero también por encontrar sabores y combinaciones que acentúen cada ingrediente. Es así como llega desde hace muchos años y hasta hoy el asunto de las carnes ahumadas.

En una forma muy rústica, incluso cuando no se tenía electricidad y por ende no había sistemas de refrigeración, las personas que cocinaban con leña, ponían un alambre sobre los fogones y de ahí colgaban los trozos de carne cubiertos de sal, para que se ahumaran y se mantuvieran por algunos días más.

Esa misma técnica se puede emplear hoy en día, si se pretende dar un sabor especial por ejemplo a las costillas de cerdo. Se parten en tiras gruesas, se conserva toda la grasa que contenga y se forran completamente de sal sin temor a que el sabor final sea pesado, pues esta se drena al cocinarse.

Se ponen brasas sobre un fogón, o una base de leña que no tenga resinas ni sabor amargo, de preferencia verdes para que no se quemen muy pronto (por ejemplo encino, naranjo y similares). Se enciende el fuego con anterioridad para que las llamas se hayan consumido y sea solo calor fuerte. La carne se coloca a unos 70 cm de altura sobre el fogón y se le da vuelta cada 5 o diez minutos, por un lapso de unas 2 horas, donde aun estará jugosa y con un sabor ahumado.
fuente: http://www.homohabitus.org/
Hoy la industria ofrece procesos de curado, ahumado y en presentaciones que las hacen aún más llamativas para los consumidores, entre textura y sabor, inyectadas de condimento y preservantes, con cámaras de esterilización y pasteurización, como las encontramos en los supermercados y carnicerías.

Quizá es más tradicional en Costa Rica el consumo de la chuleta ahumada, tan fácil y práctica de preparar, pero la costilla también se gana su lugar. En una entrada anterior les compartí la receta de costillas con habas (ver aquí); hoy les comparto el resultado de hacerlas en una salsa de tomate con hongos.
Para esto requiere de 1 kilo de costilla ahumada, 1 cebolla grande, 1 chile dulce, olores (tomillo, orégano, apio, culantro de coyote), consomé o condimento al gusto. La sal solo si hace falta pues con la costilla y el condimento creo es suficiente. Tres tomates, 1 caja de hongos blancos, apio y culantro.

Se pone en una olla la carne partida en trozos grandes, se cubre con agua para formar el caldo, se añade 1 consomé y las hierbas aromáticas. La olla de presión agiliza el proceso, igual se puede hacer en olla convencional; dejamos cocinar hasta que esté suave. Sacamos la costilla y colamos el caldo, el cual se reserva.  
En una olla a fuego medio se agrega sobre 2 cucharadas de aceite, la cebolla partida en juliana y los hongos tajadeados hasta que se cristalicen y cambien su tonalidad. Se añade una ramita de apio tierna picada, 1 cucharada de harina, mezclamos y esperamos un minuto a que espese, se añaden 3 tomates grandes maduros y rallados y un poquito de caldo donde se cocinó la carne. Esperamos que hierva la salsa y se condimenta con una cucharada de azúcar, pizca de sal, ½ taza de salsa de tomate preparada.

Se incorpora la costilla en trocitos más pequeños (con o sin hueso), un poquito más de caldo y se tapa por unos 5 minutos a fuego bajo para que se tomen los sabores. Antes de servir se puede agregar un poquito de culantro picado.
Puede usarse como una boca, en tazas individuales o bien servir como plato fuerte acompañada de un arroz blanco y ensalada verde.

viernes, 8 de junio de 2012

salsa de coliflor

La coliflor es una muy completa hortaliza pues contiene una gran cantidad de aportes nutricionales desde todo punto de vista. Con importantes niveles de agua, tiene pocas calorías y destaca por la presencia de folatos, vitamina C y minerales en general.


Es ideal para el colágeno, los huesos, los glóbulos rojos y para favorecer la absorción de hierro. Además, contiene excelentes niveles de fitoquímicos, lo que contribuye a prever algunas enfermedades degenerativas y estimula el sistema inmunológico. Todo esto debido a su capacidad antioxidante. Cuantas cosas buenas para presentar este ingrediente que a veces lo dejamos en una simple forma de presentación y que se puede lucir de muchas formas.

Sí, yo sé que no a todos les gusta, y menos por el aroma al cocinarse. No obstante hay trucos para contrarrestar este factor, como añadir un chorrito de leche en el agua al cocinarse, un trozo de pan, un aro de cebolla, una papa o una manzana y lo más importante no taparla mientras se cocina, para que aroma se escape con facilidad. Se dice que entre más cruda (al dente) pueda estar, más saludable es. Hay recetas novedosas como la pizza de coliflor que recién les compartí, rellenas (caliente y fría) y las tradicionales como vinagreta o rebozadas en huevo.

Aquí les comparto uno de mis resultados preparando una salsa. Salsa de coliflor! Utilizada esta vez para acompañar una pasta, pero bien podría usarse para bañar vegetales o una carne. Lo que cabe resaltar es justamente eso, que se trata de la receta de una salsa con este vegetal.

Separe la coliflor en ramitos y póngala a cocinarse con poca agua (para conservar el contenido vitamínico), hasta que esté bien suave. Retire y licue todo. Luego ponga a fuego bajo, 2 cucharas de mantequilla y 1 cebolla picada fino hasta cristalizar; añada 1 cucharada de harina y la coliflor y condimente al gusto, deje unos minutos para que se integren los sabores y ya tendrá lista la salsa básica.
Usando esta base, la he integrado con una pasta, que es quizá la forma más tradicional de usarla; para ello derrita 2 cucharadas de mantequilla a fuego bajo, sofría 1 cebolla partida en juliana y 1 taza de hongos blancos partidos. Cuando esto cambie de color, se integra la salsa de coliflor. Deje unos minutos y rectifique sabores. Opcionalmente podría añadir otro ingrediente a su gusto, como alcaparras, aceitunas.
De aquí se presenta la opción de servir la salsa sobre la pasta ya cocinada al dente.
O bien, integrar la pasta (spaguetti o su favorita) en el mismo recipiente de la salsa y mezclar todo. Luego servir y si lo prefiere decorar con queso rallado.

miércoles, 6 de junio de 2012

ensalada de surime

El surimi es un marisco artificial de origen japonés, que imita la carne de cangrejo y tiene un fresco sabor, además es muy versátil para disfrutar en ensaladas, arroces, pastas e incluso para consumir solo, usándolo para picar como bocas o entrantes en reuniones de amigos.

La presentación común es en forma de palitos o barras y pese a ser artificiales no son dañinos a la salud, suelen contener muy poca grasa, cantidades escasas de carbohidratos (por el almidón y el azúcar) y proteínas. Sin embargo, sus propiedades nutritivas no son comparables al pescado o cangrejo natural, porque se pierden proteínas, vitaminas y minerales en el proceso de fabricación. Adicionalmente hay que considerar que poseen un alto contenido de sal, por lo que debe consumirse con moderación y ocasionalmente.
 
Sin embargo, es una forma sana de disfrutar ocasionalmente y añadir en diferentes platos. Así les comparto el resultado de mi experiencia en esta sencilla ensalada, que complementa bien cualquier plato.
Requiere de 300 gramos de pasta corta (yo usé tornillitos), 1 cebolla grande y unos 200 gramos de surime (1 paquete pequeño), sal, condimento, aceite y mayonesa al gusto y algunos vegetales frescos.

Cocinar en agua hirviendo la pasta con pizca de sal y aceite hasta estar al dente y escurrir. La cebolla se parte en tiras (juliana), se pasa un momento por agua hirviendo y se escurre. Las barritas del surime se deshilachan. Simplemente mezclar estos 3 ingredientes, agregar sal, pimienta y mayonesa al gusto, o bien con aceite y jugo de limón. Tener en refrigeración unos 15 minutos antes de servir.
Acompañar con unos vegetales si lo prefiere como brócoli, romanescu, zanahoria.

Funciona muy bien para complementar cualquier tiempo de comida.  

lunes, 4 de junio de 2012

queque de licuadora

Me encanta estrenarme en una receta; traducir el texto que me motiva a convertirlo en un plato servido. Siempre hay una emoción, un temor, un “no sé qué va a pasar”, pero siempre hay una esperanza de que salga bien.
Y mejor aún es estrenar un recipiente, un nuevo plato, fuente o utensilio. Hace ya algún tiempo había visto en varias partes los moldes para hacer queques, con “abre fácil”, de estos que luego de cocinarse el pastel no hay necesidad de voltear el molde, tan solo se abre se cerradura y listo, está servido. Y hace unos pocos días sin andarlo buscando, estaba frente a mí en una tienda y estábamos esperando el momento de estrenarlo.
Esta misma semana conocí la receta para hacer queques sin usar batidora. Es la receta perfecta por práctica, rápida y de buen sabor. Lo que tiene de particular es que todos los ingredientes se mezclan en la licuadora, se pasa al molde y listo para hornearse. Aquí les comparto mi resultado, estrenando la receta y mi molde de rosca abre fácil, donde todo salió perfecto! 

Requiere de 3 huevos enteros, 1 cucharita de vainilla, 1 barra de mantequilla (120gr) a temperatura ambiente, 1 lata de leche condensada, 2 cucharadas de ralladura de cáscara de limón (o de naranja – solo cáscara), 1/4 de taza de jugo de naranja, 1 taza de harina y 1 cucharadita de polvo de hornear.

Lo primero es cernir la harina con el polvo para hornear y reservamos. En el frasco de la licuadora se añaden todos los demás ingredientes y de último se pone la harina, se licua de manera que todo quede en una mezcla perfecta. Si es necesario se detiene un momento para raspar las orillas y se termina de licuar.
Se engrasar un molde con un poquito de manteca vegetal y se colocan 2 cucharadas de harina para forrar el mismo. También puede hacerse con un molde tipo chimenea o para quequitos (cupcakes). Se coloca la mezcla aquí y se pone a hornear.

El horno se precalienta 10 minutos antes a 350 °F (180 °C), se deja cocinar unos 30 minutos (depende del horno) y se mide que el queque está listo cuando la parte superior haya dorado y se esponje y que al introducir un cuchillo o palito de madera salga limpio.
Aquí mi molde abre fácil!!!
Dejamos refrescar un poquito antes de desmoldar. Si el molde es abre fácil, no hay mayor complicación. De lo contrario se raspan las orillas y se saca el queque.
Luego se puede decorar como gusten, pero por su sabor un pequeño baño con azúcar blanca en polvo es suficiente para hacerlo lucir perfecto y sabe muy bien.

viernes, 1 de junio de 2012

sopa de leche con albóndigas de masa

Hoy 1 de junio se celebra el Día Mundial de la leche. Como buen hijo del Cantón Vásquez de Coronado, zona lechera, de aire frío, pastos verdes y bellas vacas, como otros puntos en este pequeño país en la cintura de América, les comparto una receta de antaño. Hace ya bastantes años, la leche era principalmente repartida en las casas, llegaba el lechero en su carreta, cajón o automóvil, lleno de recipientes metálicos con la leche fresca, para quienes no tenía más cerca la lechería, punto para disfrutar (como se decía) de un vaso de leche al pie de la vaca.

Con el tiempo se ha ido industrializando proceso y comercio. Pero los buenos recuerdos y anécdotas aun permanecen. Paralelo a esto, en la cocina tradicional también se empleaba la masa de maíz para espesar caldo, que junto a la elaboración de las tortillas, era y sigue siendo ingrediente presente en nuestras cocinas.

Las sopas de leche eran muy simples, tan solo calentar hasta hervir la leche del día, añadir sal y agregar algo más. Así está la sopa con tortillas y la sopa con pan. Hoy les comparto esta sopita con la singular integración de albóndigas de pura masa. La clásica sopa de albóndigas se hace con carne molida e incluso se le puede añadir masa a la carne para una mejor consistencia. Pero esta sopa de antaño se hacía a pura masa condimentada.  
 Para elaborarla mezcle 1 taza de harina de maíz (en polvo –maseca - masarica, pero mejor masa de molino, es decir de maíz cocinado y molido) con 1 yema de huevo, ½ taza de queso blanco rallado, 2 cucharaditas de culantro o apio tierno picado fino, sal, amase y vaya agregando cucharadas de leche hasta tomar una consistencia compacta, forme albóndigas y reserve.

En una olla unas verduritas tiernas picadas (zanahoria, chayote, papa), cubra con agua y deje que hierva, añada sal al gusto.
Cuando sienta que las verduritas ya van estando suaves, agregue 2 tazas de leche en la sopa y al hervir de nuevo añada las albóndigas de masa.
Tape la olla pero no por completo, pues la leche al calentarse tiende a subir y deje que las albóndigas se cocinen. Antes de servir rectifique el sabor. Una receta muy casera, de las abuelitas, en el día Internacional de la Leche.