Son chiquiticos sí, pero muy nutritivos los ricos guineos.
Una variedad de plátano, que se produce mucho en Costa Rica y que se sirve en
nuestras mesas de diferentes formas. Desde un puré, añadido en caldo de
frijol, hervido y hecho ensalada, en rollos
con atún y enteros entre la sopa.
Las proporciones que me cuenta, uno las puede personalizar,
pero aquí le cuento como ella misma dice, sin cantidades exactas de
ingredientes, ni para cuántos comensales. Pero gasta todo un racimo de guineos
tiernos, un buen poco de huevos duros y muchos olores (especias). Con eso hace
2 ollas, invita a la gente, llegan, comen, repiten y hasta pueden llevar un
poquito si gustan.
Yo la hice para probar y no quedarme solo con las fotos y la
historia, con una manita de guineos (unos 10), 3 huevos duros y el mínimo de especias
(1 cebolla, 1 chile dulce, 2 tomates, apio, culantro). Las fotografías son crédito de Doña Rosa que tomó a todo su proceso. Luego les comparto mi resultado.
Se empieza por pelar y partir en tajadas los guineos. Se
fríen en aceite de inmediato, dorando por ambos lados y se escurre en papel
servilleta. Cocine los huevos en agua hirviendo hasta estar duros. Enfríe, pélelos
y pique de forma gruesa.
Aparte se licuan las especias y tomate. Esto se cocina como
una salsa y se condimenta con sal y salsa tipo inglesa. Luego se pone a hervir media
olla de agua con un vaso de leche, cuando está hirviendo se va incorporando
todo lo preparado, comenzando por los guineos, huevos y la salsa. Se deja
hervir bien para que se unan los sabores. Está listo para servir y disfrutar de una
sopita nutritiva y diferente.
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