Dicen las sagradas escrituras “Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo volverás”. Yo no estoy tan seguro que
YO sea pura tierra. Creo que en lo personal me hicieron con masa. Con elotes,
las tuzas, el maíz. Simplemente tengo una química Divina con la masa.
De chiquillo irónicamente solo elotes hervidos y la
mazamorra me gustaba. No encontraba placer por los panes, tortillas, chorreadas
y demás recetas. La mazamorra por su textura de atol siempre fue una bendición
en mi. Y es que los atoles con avena, maicena, vitamaíz o lo que fuera son mi
dulce encanto.
Bueno, el tiempo pasó, crecí y todo fue llegando a disfrutar
en mi paladar. Adoro todo lo hecho con maíz y todo lo que sea de masa. Entre
tanta receta rústica, me encontré con este atol que rompe los esquemas
tradicionales de hacerlos con leche y la incorporación de la guayaba. Así de simple, masa, guayaba,
agua y azúcar. Me imagino a las Abuelitas con aquellas canastas de guayabas,
que entre refrescos y mermeladas, de pronto encontraron esta singular opción.
Requiere de 1 taza de masa. Del que se usa para hacer
tortillas; lo venden en los molinos. Esta masa se obtiene de cocinar maíz
blanco, remojado durante varias horas y luego cocinado con cal o ceniza, para
luego molerse. Así que es más fácil comprarlo en los molinos. La masa de
paquete en polvo no le va a funcionar.
Coloque la masa en un recipiente junto a 2 tazas de agua,
deje reposar unos 10 minutos. Mueva como para disolverla y pase por un colador.
Licue junto a 1 guayaba grande (1 taza de fruta aproximadamente). Ojalá las
guayabas de cáscara verde, pero rosadas por dentro. Una vez licuado, pase de
nuevo por colador.
Lleve al fuego esta mezcla, a temperatura media, moviendo
con cuchara de madera hasta que alcance el hervor. Puede añadir 1 astilla de
canela o unos cuantos clavitos de olor. Cuando hierva le va añadiendo azúcar en
cucharaditas. Una a la vez, que el calor lo diluya. En cosa de minutos estará
espeso y listo para servirse.
Sirva en tazas así caliente o espere que se entibie un
poquito. Disfrute tanto como yo. Pues de la masa nací y en atol me convertiré!
3 comentarios:
Este atol me trae ya con las babas en la mira, cada vez que lo leo se me hace agua la boca, me encantan todos los postres de texturas suaves.
Creo que uno de los secretos para el éxito de la receta, es el tipo de guayaba, las de cáscara verde son mejor.
De la cantidad de agua, dependerá la textura del atol. Tibio recién hecho es una sensación. De hecho aún no lo pruebo frío. No da tiempo para que quede algo en la olla!
Muy importante el tipo de guayaba a escoger, gracias por compartir el secreto, ya que puede variar el resultado final de la preparación. Coincidió que los atoles son más ricos tibios.
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