Vive la vida como una galleta,
mientras más lenta te la comes mejor sabor tiene! dice un refrán por ahí. La
verdad que en cuestión de galletas, postres y dulces siempre me gusta
rendirlos. Saborear cada bocado. No intentando descubrir sus ingredientes, sino
dejando pasar la grata sensación para repetirla una y otra vez.
No soy mucho de hacer galletas. En
realidad es una tarea fácil y hay un sinfín de recetas. Pero bueno, vi esta
receta hace unos días y me gustó que de la misma pasta se puede jugar a dar diferentes
formas y presentación. Curiosamente la receta se encuentra en muchas páginas y
espacios, donde destaca solo el uso de maicena como ingrediente seco y estoy
seguro que han de quedar más blancas que las mías. Por otro lado, en asunto de
conversiones de gramos a tazas que es lo común que se usa en Costa Rica,
añadido a cantidades y equivalencias de los demás ingredientes, aposté por usar
la receta que también incluye harina de trigo.
Sencillamente se mezcla en un tazón 1
huevo, 1 lata de leche condensada (390 gr), 1 barra de mantequilla a
temperatura ambiente (125gr) y 3 cucharadas de azúcar. Puede usar un batidor
globo o la batidora a baja velocidad.
Cuando esté bien mezclado se agregan 2
tazas de maicena (fécula de maíz) y aproximadamente otras 2 tazas de harina.
Aquí primero una bien la maicena y luego vaya añadiendo poquitos de harina de
trigo para dar el punto a la mezcla que se pueda formar una bola suave. Se
envuelve en plástico (film) y se tiene en refrigeración una media hora.
Se saca y se van formando bolitas
pequeñas, salen unas 40. Se aplastan y se colocan en una bandeja engrasada (yo
le recomiendo aceite en spray). Aquí viene lo divertido. La textura de la pasta
es como plasticina. Entonces con un tenedor se majan y queda la marca en líneas
o cruzadas. Puede rociarlas con azúcar moreno o blanca.
La otra forma especial es hacer
presión con el dedo y formar un nido. Así se pueden rellenar de jalea
(mermelada). Se pueden barnizar con huevo batido para que no queden muy secas.
Se llevan al horno a 160° por 15
minutos. No hay que esperar a que doren. Se prueba tocando si la pasta está
firme. Se sacan y se dejan refrescar sobre una rejilla. Se pueden conservar
perfectamente varios días en un recipiente hermético con la misma textura.
Recuerde que “El dinero no hace la
felicidad, las galletas sí”.
5 comentarios:
Seguro las tuyas también quedan deliciosas, a disfrutarlas, saludos Luis linda semana.
No me gustan demasiado las galletas, pero me encanta elaborarlas para luego regalarlas. Veo que estas tuyas son diferentesnan lasnque yo hago y me ha gustado tu manera dde decorarlas, las pruebo y te cuento. Un beso
Si a algo no lo puedo decir no, son a las galletas…. Una de mis debilidades, yo misma las tengo que esconder para no comérmelas de una sola sentada. Si a eso le sumamos leche condensada y como opción rellenos a nuestro antojo….. Que Dios me agarre confesada. En hora buena, se mira que te salieron muy buenas. Supongo por experiencias, esta es una masa que en cada bocado se siente una textura crujiente y boronosa (suave al paladar, casi deshaciéndose al instante).
Una receta diferente, intentaré hacerlas, me gustan lo blanquitas que se ven.
Pues yo hice la receta donde solo lleva maicena, sin añadir harina de trigo y tenía la diferencia de q solo se añade una yema y no todo el huevo, pero la verdad no me agrado el resultado, estaban hermosas blancas y muy uniformes pero al probar una fue como si hubiera comido una cucharada de maicena muy pólvosas, en fin probaré con tu receta igual es la que ando buscando.
Publicar un comentario