La lengua no tiene huesos, pero es lo suficientemente fuerte
para romper un corazón, por eso, tenga cuidado con lo que dices, se menciona
entre frases. Y es que la lengua es el órgano muscular situado en la cavidad de
la boca de los vertebrados, que sirve para gustar, deglutir y articular los
sonidos, pero que también otros le encontramos el gusto para comérnosla, algunas, no todas, sino van a creer que soy Hannibal Lecter. Sabían que entre las curiosidades del reino animal, los cocodrilos no pueden
sacar la lengua?, pobrecitos, tan simpático que es!
Pero bueno, la lengua como ingrediente en la cocina es de los
que más disfruto. Y una vez que se domina la forma básica de prepararla, en una
simple salsa de tomate, surgen un montón de ideas. En salsa blanca, con
vegetales, encebollada, en vinagre. Tengo por ahí entre los libritos viejos de
cocina que hasta forma de rollo relleno se puede hacer. Pero aún veo lejano la
hora de prepararla así. Mientras inspirado en otras recetas y tratando de
adaptarla a mis gusto, saqué esta que es como dos recetas en una.
La primera conduce a presentarla empanizada, y la segunda es
poniendo un relleno entre dos tajadas, por lo que podría llamarse lengua
prensada. Sin embargo en la línea de recetas cuando se sobreponen capas del
mismo ingrediente se le da el nombre de “montadito”. Una montada sobre la otra.
Mi receta lleva ambos procesos. Les cuento.
Cocine una lengua, lavándola primero con limón y sal.
Enjuague y lleve a cocinar con agua y ajos, en olla de presión por 20 minutos
(al sonido de la válvula). Saque, escurra y elimine la capa blanca. Parta en
láminas delgadas. Vuelva a cocinar estas con agua, sal, condimento al gusto,
hierbas frescas. Unos 15 minutos en olla de presión. Al tiempo déjelas aparte
para que escurran de su caldo.
Prepare un empanizado con 1 taza de harina, 1 taza de pan rallado, 2 huevos batidos con sal y pimienta, aceite de oliva y mantequilla. Coloque cada ingrediente separado.
Ponga una rodaja de lengua sobre la harina, encima ponga una tajada
de queso para derretir (tipo mozarella), otra de lengua, formando un tipo
emparedado. Cubra bien de harina; pase por la mezcla de huevo batido y
finalmente por la del pan.
Fría en un sartén con aceite y mantequilla. Cuidando al dar
vuelta para dorar por ambos lados. Escurra cada montadito en papel absorbente.
El queso se calienta en este proceso y tiende a tomar su dócil suavidad y la
combinación de sabores resulta muy interesante. Si gusta puede añadir un ingrediente extra junto al queso, como mostaza, chile jalapeño. La lengua ya cocinada puede bañarse con jugo de naranja agría o limón, si desea aportar un sabor cítrico a la misma.
Creo que funciona bien como una entrada. Servirla sobre una
ensalada verde, o bien como plato principal con arroz, puré y vegetales. Atrévase
a sacar la lengua de una forma diferente!
2 comentarios:
Mira en esta ocasión no probaré tu receta y no es que no me guste la lengua, es que no la he probado nunca y me da no se que, aunque a mi marido le encanta, si viera tu receta la preparaba seguro, creo que no se la voy a enseñar, ja, ja ¡qué mala!. Hasta pronto, un abrazo
Me gusta como comienza el texto, muy simpático. La receta me parece una buena opción, tal cual la planteas, para entrada y el toque del queso es un plus para mi gusto, me encanta…… La vaquita súper simpática.
Publicar un comentario