Jalea de
guayaba
De allá en
la Fortuna de San Carlos, donde los potreros brindan sus tierras, para que
caprichosamente los guayabales crezcan y brinden sus frutos, de allá trajimos
un puñado de guayabas. Maduras, de sus propias ramas. Algunas recién caídas y
otras pintonas que un par de loras silvestres picoteaban y ahí mismo las
dejaban caer.
La dulzura
de un espectáculo natural y la alegría plasmado en aromas que viajan juntos.
Ya en casa
se lavan bien. Partidas en mitades para extraer sus semillas, casi que con una
cucharita se cumple tan fácil tarea. Ese relleno, ese centro, esas semillas se
pueden convertir en un refresco. Mientras los cáscos se ponen a cocinar en
agua. Unos minutos para que se ablanden. Casi sin líquido se pasan a la
licuadora y se regresan al fuego en una olla de fondo grueso, que no pegue y
resista el buen rato de calor.
Las teorías
dicen que se debe poner igual cantidad de azúcar, que de la pulpa que se tiene
para formar la jalea. Como estas guayabas estaban dulces y maduras, coloqué un
poco menos de azúcar.
El fuego no
debe estar muy alto, pues cuando empieza a hervir pringa. Y debe mover siempre
con cuchara de madera siempre. Con paciencia. Puede añadir un chorrito de
sirope de kola o unas gotas de rojo vegetal si quiere encender un poquito el
color.
Gente es
por lo menos 30, 40 minutos ahí al lado del fuego. Moviendo la mezcla hasta que
espese. Luego se retira. Considere que una vez que se enfría tiende a endurecer
un poquito.
El video de
la receta en mi cuenta de TikTok cocinacr
www.recetasdecostarica.com
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