viernes, 4 de septiembre de 2020

mollejas en salsa

 Mollejas de pollo

Para los que tuvimos la suerte en algún momento de nuestras vidas de tener pollos y gallinas en la casa, libres en su andar, subidas en el güitite a dormir, con nidos improvisados y con pollitos escarbando tierra, también estoy seguro que muchos domingos tuvimos una sopita de pollo y clásico arroz con pollo.

Cuando se preparaba el ave, al separar las vísceras era muy simpático encontrar a veces hasta yemas de huevo en formación, el corazón que siempre lo peleaba para mi y la molleja. Ese buche o bolsa donde estaban las piedras, siendo un músculo que les sirve para triturar las piedritas y ablandarlas en su alimentación.

Hoy en día se siguen encontrando en oferta y es una las partes del pollo que me gusta mucho. En sopa, picadas en arroz y así en salsa de tomate. Se lava bien un puñado de mollejas, verificando que no tenga una capa o piel amarilla, eso se retira. Luego se pone en una olla con suficiente agua, se añaden especias y hierbas naturales.

Poquita sal y un tanto de comino. Entre más suaves más ricas a mi gusto. En olla convencional puede llevar casi 1 hora. En olla de presión entre 30 a 40 minutos. Yo acostumbro poner un plátano pintón al mismo tiempo en este paso.

Aparte se hace una salsa natural de tomate, sofriendo cebolla, chile dulce, ajos, apio, tomillo, se le añade unos 3 tomates grandes rallados (ojalá sin la cáscara), un poquito de achiote, 1 zanahoria rallada y se le ponen poquitos del caldo donde se cocinó la carne y sal al gusto.


Una vez lista y espesa la salsa, se incorporan las mollejas enteras, en mitades o picadas y el plátano en rodajas. Se deja a fuego bajo unos minutos a tomar sabores y se termina con un poquito de culantro picado. Listo para servir con arroz blanco recién hecho.

1 comentario:

Oscar Monge Muñoz, P.Eng, MPM, IPMA D® dijo...

Un platillo que me remonda a mi niñez cuando íbamos de visita donde mi abuela paterna, allá en el Barrio El Brasil en Alajuela, recuerdo como si fuera hoy que las gallinas andaban por toda la finca y me encantaba corretearlas. No sé si fue que mamá hacía este plato o que las probé en la casona de abuela "Yeya", pero desde ese día quedé fascinado por ese tradicional platillo costarricense. Excelente receta, se nota por su preparación que tiene el sazón de la abuela.